Aquí se hacen las cosas bien
No, no estaban ahí para que todo fuera a empezar otra vez como siempre: unas lágrimas, un abrazo, un beso. Así que cuando él sintió el llanto llegar se levantó y se fue al baño. Cuando volvió, ella todavía estaba allí, dispuesta a perdonar. Pero él no quería ser perdonado. No era una cuestión de orgullo, era una cuestión de hacer las cosas bien.
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