Lo nuestro es imposible

Otra cosa me podrás echar en cara, pero no me digas que no he sido comprensivo contigo, no me digas que no he sido paciente ante tu insistencia de que llamara o mandara mensajes, tus errores, tus pretendidos comentarios graciosos o (peor aun) tus silencios, esa mirada tuya perdida pensando quién sabe en qué (o en quién), tus filtreos cuando recibías su llamada por télefono y, sobre todo, esa poca pericia en saber acabar cada día. No, te he dado muchas oportunidades, Arturo Valls, pero he de decir que presentas fatal el programa de las cajas.