life vest under your seat

"...te dije que nunca resistí las despedidas, al aeropuerto no."

Saturday, November 19, 2005

Elegí mal día para ser intelectual

No todos los días le dan un premio a uno, sin embargo pensé que llevarme la cámara de fotos significaría algo así como "no espero ganar más premios destos" y no, había que aparentar normalidad, ¿acaso Ronaldinho cuando vaya a recoger el Balón de Oro le va a dar su cámara de fotos a alguien del público para que le haga algunas de recuerdo? no, él esperará a verse en el periódico. Pues yo igual, así que tendré que esperar para verme cómo iba. No, pero estaba to estudiao: pantalón oscuro, la chaqueta del traje de bodas, camisa gris clarita y corbata naranja, los zapatos relucientes, el pelo recogiíto, mejor que me confundan con Concha Velasco que con un facsimil de Bisbal. Y el último toque para aparentar seriedad: una barbita de esas finitas tipo Víctor de OT que he estado ensayando estas últimos semanas. De las gafas de intelectual pasé, porque confío mucho en mi mirada de rayos equis cuando tengo que hablar en público, así que me puse las lentillas.
Supe que "el disfraz" daría resultado cuando el taxista (a la Diputación, por favor) me preguntó si cambiaba la música de la radio por las noticias. Sí hombre, en mi canción favorita... yo sé que no es ilusión tusutu sutu tusú...
Total, llego, suelto mi rollo en un salón lleno de personas serias y para mi sorpresa consigo que nadie bostece. Me dan el premio y el cheque y yo ai güan to dediquéit dis Óscar...
Pero no, elegí mal día para ser intelectual, de eso me di cuenta a la tercera copa de vino cuando pasé tres kilos dos cientos gramos del Catedrático que me comentaba la interesante crítica que había hecho de los planteamientos de Marchioni. A mí a esas alturas el nombre de Marchioni ya me sonaba más al lateral izquierdo de la Juventus de los años 80 que al autor más importante de la disciplina, al que, por cierto, acababa de poner verde desde la tribuna de oradores.
Total, esquivo al Catedrático, le hago un dribling a la presidenta del jurado y consigo llegar a la mesa donde el camarero ya ni me pregunta, me sirve otra copa de vino y me dice qué, está siendo una buena fiesta, no? Yo y mi atractivo irresistible con los de mi mismo sexo...
Evalúo las opciones: no estaba yo para conversaciones sesudas, si me integraba entre la marabunta de académicos , me iba a ser difícil fingir los ojillos como estrellas, pero tampoco me podía quedar ahí pegado a la mesa donde servían el vino... una encrucijada, una encrucijada... Mientras la resuelvo y no, apareces como si fueras Chuck Norris en misión Delta Force, somos americanos, ¡aquí, estoy aquí! Caen otras mil copas de vino, ya no queda un canapés con vida, yo ya me he quitado la corbata y ando pidiéndole a la Diputada, "Jefa, ponte un música, no?" Pero por suerte me sacaste de ahí antes de que me requisaran el cheque. Los académicos nos miraban por el rabillo del ojo y yo te preguntaba, mientras salíamos agarrados por la puerta de atrás, la de servicio, si habías visto La Princesa Prometida.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Seguro que estabas guapísimo!!!

Un beso.

6:06 AM  
Blogger La voz del mar said...

Oye, tienes unas fans en este blog que Chayanne se queda corto. Ja, ja, ja.

7:00 PM  
Anonymous Anonymous said...

quiero una explicación detallada de cómo ha podido usted (si, usted, no me mire así) escribir un post tan largo.

de gracias que es de puta madre, que si no...

10:15 PM  

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