No estarás tras la próxima canción
Era inevitable que, tras tanto vino, alguien fuera a buscar una guitarra a la habitación de al lado. Víctor Jara... el alcohol nos hace a todos más melancólicos. Más tarde, una brasileña tímida, que casi no había abierto la boca durante toda la noche, cogió la guitarra y nos salió con una especie de fado que era, ya definitivamente sí, para morirse. Nadie miraba a nadie, cada uno intentando gestionar (de la mejor manera posible) su pena respectiva, escuchando, mirando al suelo e intentando asumir que no, ya no.
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