Tras el corazón verde
...el caso es quejarse, joder a los demás con lloriqueos que no merecen más de lo que recibes, eso, indiferencia; la cuestión es ser siempre víctima, to me pasa a mí, etc.; la vaina es siempre no reconocer nunca aquello bueno que hicimos (...y un día ella sonrió, sí, sonrío como en las series americanas y tú ya escuchabas de fondo la típica cancioncilla moderna en inglés), nunca aquello bueno que hicimos, pues de lo que se trata es de estar en la oposición de nosotros mismos. Y así las cosas, pues claro, ni aquello largamente buscado que toca ahora a tu puerta, ni siquiera eso, es apetecible; y entonces "Madrid es una ciudad de más de un millón de cadávares (según las últimas estadísticas)". Y en cualquier otra versión anterior de mí mismo diría "No sé qué hacer", pero esta vez no, estas pamplinas ya no me permean: qué carajo, no nos hemos pateado la puta selva para nada..
4 Comments:
Las sonrisas de ayer deberían ser el germen de las de manyana... por qué negar que las hubo, que las hiciste/hicisteis nacer?
Que sí, que lo hicisteis bien, que eso de la oposición a uno mismo es ponerse obstáculos de más. Y ya hay suficientes, demasiados, en el camino. Sillas que invitan a sentar, que dice la canción. Y hay que seguir andando, no?
siempre.
Los muros más recios los levantamos nosotros mismos.
Nos complicamos..molto, molto...
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