Hay victorias que nunca entenderé por qué las merecemos

Hoy ha vuelto Marylin. Ha entrado por la puerta con la llave que nunca le pedí, saludando, como si no hubiera pasado nada. Salvador y Pablo la miran desde la pared, yo les miro a ellos y entiendo: "me atrincheraría por ella", piensa el uno; "rompería mis cuadernos", lo hace el otro.

...Marylin saluda y como si nada hubiera pasado pregunta si nos queda café en casa. Me levanto a hacerlo mientras ella me mira. Se ha quitado las gafas de sol. Y sonríe mínimamente con una seguridad (o esperanza) en que todo nos irá bien que nunca, nunca, te esperarías de ella.