Venir a robar a la cárcel
...en una inercia de día a día a la que te agarras aparentemente contenta... o al menos aparentemente tranquila. Pero venga ya, a quién quieres engañar... Y nos haces creer que nada te importa algo, esperando agazapada tras el escritorio o llegando a las ocho de la tarde a tu apartamento-sin-hola-cariño (ni falta que te hace, ya..). Pero luego, lo sabes bien, no dudas en lanzarte en plancha ante el menor signo de acción, aunque sepas que ese tipo es un error.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home