El día en que nada cambió para siempre
Es una justificación de mediocres el pensar, tiempo después, que no te equivocaste porque "en ese momento creías o sentías que hacías lo correcto". La cagaste, chico/a, punto. La buena noticia es que uno aprende también (en "El último superviviente") a relativizarlo todo, a beberse su propio orín en un botijo hecho con las tripas de un camello muerto. En eso consiste el tema: en bebérselo todo sin irle a lloriquear a tu sicosupporter.
1 Comments:
Los errores no existen. Lo dice Tiziano Ferro.
Post a Comment
<< Home