life vest under your seat

"...te dije que nunca resistí las despedidas, al aeropuerto no."

Thursday, May 30, 2013

El buscador de casos atípicos

Algunas personas en los vagones del metro juegan a inventarse la vida de los demás. Estadísticamente no es muy estimulante, puesto que la mayoría de gente es normal: los de los bestsellers, la que teclea ya te echo de menos, churri, el que la mirada profunda en el suelo del vagón mientras piensa mierda mi beti, los que fingen que no fingen, todos está ahí más o menos en la parte central de la campana de Gauss. Un ojo entrenado no repara en ellos, porque de ellos está documentado casi todo. Precisamente porque la mayoría de vagones de metro son monótonos en este sentido, cuando aparece un outlier llama la atención. La mayoría de pasajeros sigue a lo suyo, claro, porque un outlier no es identificable con facilidad, pero quien sabe mirar, sabe que ha entrado un unicornio en el vagón. Un outlier no es necesariamente el más guapo, ni la que esté más buena, ni quien vista de manera más rara, ni quien lleve más tatuajes, ni quien esté leyendo a Kierkegaard (qué va, qué va, qué va). Un outlier sólo puede ser identificado por aquel ojo que mida a la gente en distancias de Mahalanobis. Ellos viven, sienten e interpretan el mundo exactamente desde fuera del rango de +-2 distancias. Yo cuando voy en metro no me invento la vida de los demás, busco outliers, casos atípicos. Cuando veo a alguno, si es chico, le lanzo una mirada breve de complicidad, sé qué eres, le digo sin decir; si es chica, le lanzo la misma mirada y le sonrío. Por si cae la breva.

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