Casi
Eran lágrimas jóvenes. Todavía no sabían que el amor a veces sabe a mierda, ni habían sufrido ningún otro dolor, así que lloraban por eso. Carajo, habían estado tan cerca de ganar el partido...
Ya de mayores comprendieron que en el fondo muchas de las lágrimas que dejamos correr tienen que ver con eso mismo: la impotencia de no conseguir aquello a lo que nos creíamos casi predestinados.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home