Sinceramente, querida, me importa un carajo
Y en vano intentas afectarme, pues estudié con los mejores maestros de la indiferencia: la escuela de Camus, Caballero de Acuario, de la que aprendí a alcanzar el cero absoluto, la total intrasparencia respecto al entorno, que es sólo ruido, tonterías de tu boca.
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