Nuestra Guerra Mundial
Más que por la expectación por lo que hiciera el otro, la incertidumbre venía de nosotros mismos; pese a todo el autocontrol del mundo, venía de no saber el día exacto (la madrugada de insomnio) en el que traicionaríamos la auto-promesa de nunca llamar para decir nada, sólo era que estaba pensando en ti y
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