Daniel liberando a Felipe III
Se había guardado la llave, porque desde que la conoció pensó que era improbable acabar bien con alguien como Lucía. Y pese a todo no le importó intentarlo, al fin y al cabo el corazón es solo una viscera. Cruza la plaza Mayor hasta la verja que rodea la estatua de Felipe III y, entre tantos candados, identifica el de ellos: LyD.ALSEP (Lucía y Daniel. A Las Siempre En Punto), lo abre y quita de la verja. Con emoción o sin emoción, da igual, lo tira en una papelera.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home