Serie "Mis días en la Escuela de Armas de Combate de Miramar"
Perdimos, no jugamos mal, pero perdimos. Eso aparte, aprendimos una lección paradójica: que no éramos buenos, pero que podíamos ser los mejores. Para ello necesitaríamos siempre, en cada misión, la concentración de quien sabe que sólo atentos al más mínimo detalle (una falta lateral, un rechace, tu sonrisa estrábica) podríamos vencer.